La influencia de la inteligencia artificial (IA) en múltiples ámbitos de nuestra vida es cada vez más relevante. Desde optimizar diagnósticos y tratamientos médicos, detectar y reducir fraudes financieros, hasta mejorar procesos de inventarios e incluso recomendar opciones de entretenimiento personalizadas. Sin embargo, también hay que considerar su impacto en la ciberseguridad.
La capacidad de la IA para aprender, adaptarse y predecir amenazas la hace una herramienta indispensable en la protección de negocios y gobiernos en todo el mundo. Desde aplicaciones básicas como filtrado de spam hasta análisis predictivos y respuesta asistida por IA, la IA juega un papel crítico en la defensa contra la ciberdelincuencia.
Aunque, como todo avance tecnológico, la IA no está exenta de riesgos en el futuro de la ciberseguridad. Actualmente podemos ver señales de un cambio impulsado por la democratización tecnológica de la IA. A medida que la IA empodera a las organizaciones para construir defensas más sólidas, también brinda a actores malintencionados herramientas para crear ataques más sofisticados y sigilosos.
En este artículo, se repasa cómo ha cambiado el panorama de amenazas, cómo la IA evoluciona para defenderse contra ciberataques y las implicaciones que esto tiene en la defensa del futuro.
La historia de la IA en ciberseguridad se divide en tres etapas:
La primera ola de IA en ciberseguridad (2000-2010): A medida que avanzaba el nuevo milenio, la transformación digital comenzó a afectar nuestra vida personal y profesional. Los trabajadores del conocimiento realizaban sus tareas dentro de entornos de TI muy controlados. Las amenazas cibernéticas se enfocaban en sembrar el caos y obtener notoriedad. A medida que nos acercábamos a mediados de la década del 2000, el atractivo financiero promovió una proliferación de esquemas de phishing y malware financiero. La herramienta de seguridad básica de las organizaciones seguían siendo los controles de seguridad básicos como software antivirus basado en firmas y firewalls.
Durante esta época, la IA comenzó a mostrar un valor significativo para los defensores. A medida que se elevaban el volumen de correos no deseados, los correos electrónicos no solicitados y maliciosos obstruían los servidores y las bandejas de entrada, así como mostró su eficacia en identificar rápidamente e inutilizar los mensajes sospechosos. Aunque estaba en sus primeros años, la IA mostró una visión de su potencial para ayudar a las organizaciones a protegerse contra las amenazas en constante evolución y a gran escala.
La segunda ola de IA en ciberseguridad (2010-2020): A medida que la infraestructura de TI cambió significativamente, la IA se convirtió en una herramienta indispensable para los defensores. Las tecnologías de aprendizaje automático se emplean para detectar anomalías, patrones o comportamientos inusuales indicativos de un sofisticado ataque y realizar análisis predictivos para prever posibles vectores de ataque.
La tercera ola de IA en ciberseguridad (2020-Presente): La ubicuidad del trabajo remoto, sistemas de TI hiperconectados y descentralizados, han difuminado el perímetro de seguridad tradicional. La función de la IA ha evolucionado de ser únicamente un mecanismo defensivo a una espada de doble filo, utilizada también por los adversarios. La IA se ha convertido en una herramienta para que los atacantes puedan realizar campañas de phishing, identificar objetivos de alto valor, analizar el comportamiento y vulnerabilidades, así como exfiltrar datos valiosos.
A medida que evoluciona la ciberseguridad, es evidente que el papel de la IA también cambiará. La IA se ha convertido en una herramienta imprescindible para los defensores, sin embargo, su uso también puede respaldar a los atacantes en sus actos. Defenderse de los ataques del futuro requerirá una comprensión completa de la IA, sus aplicaciones y sus posibles implicaciones.