Integrando tecnología de seguridad más allá del stack: unificando SecOps con riesgo gestionado y estrategia

La ciberseguridad es un viaje infinito en un paisaje digital que no deja de cambiar. Según el Instituto Ponemon, «sólo el 59% de las organizaciones dicen que su estrategia de ciberseguridad ha cambiado en los últimos dos años». Esta falta de adaptación en la estrategia puede derivar de diversos problemas clave.

Uno de estos problemas es la dificultad para retener talento. El campo de la ciberseguridad está avanzando rápidamente y requiere un equipo capacitado y especializado. Sin embargo, las organizaciones enfrentan una grave escasez de dicho talento, lo que hace difícil mantener las estrategias ágiles y relevantes.

Otra posible causa de la falta de adaptación en las estrategias de ciberseguridad es la falta de atención de los líderes de la organización. Los equipos de liderazgo suelen estar divididos en diversas prioridades, lo que a menudo deja a la ciberseguridad en segundo plano. Esto puede llevar a que las estrategias se vuelvan obsoletas y menos efectivas.

La falta de apoyo por parte de los consejos de administración es otro problema clave. Para que las estrategias evolucionen adecuadamente, es esencial contar con el apoyo de los consejos de administración, pero la falta de comprensión integral de los problemas de ciberseguridad a este nivel puede dar lugar a recursos insuficientes y falta de apoyo para actualizaciones estratégicas.

Otro problema importante es la tendencia a operar la ciberseguridad como una función aislada, en lugar de como parte integral de la estrategia general del negocio. Esto se debe a la naturaleza especializada de la ciberseguridad y la rápida evolución tecnológica y de amenazas. Cada componente de la ciberseguridad, como SOC gestionado, riesgo gestionado y estrategia gestionada, suele funcionar de manera independiente debido a su enfoque y experiencia únicos.

Para abordar estos problemas, es esencial que las organizaciones adopten un enfoque más integrado. Romper los silos entre el SOC gestionado, la gestión de riesgos y la planificación estratégica es fundamental para garantizar que las estrategias de ciberseguridad sean dinámicas y responsables ante el paisaje digital en constante cambio.

La falta de cohesión entre SecOps, la gestión de riesgos y la estrategia de ciberseguridad puede dejar al sistema de defensa de la organización vulnerable. Esta desconexión aumenta el riesgo de ciberataques y agrava las vulnerabilidades de la organización en un entorno digital ya de por sí riesgoso.

A menudo, esta falta de cohesión comienza con herramientas y procesos desconectados, donde una pila de tecnología no integrada crea brechas en la detección y respuesta a amenazas. Según el Instituto Ponemon, los equipos de seguridad utilizan en promedio 45 herramientas para gestionar su postura de seguridad, lo que dificulta considerablemente el seguimiento de las alertas y las posibles amenazas.

Además de la falta de coherencia en la tecnología, los problemas de falta de cohesión a menudo se extienden al ámbito estratégico. Cuando la estrategia de ciberseguridad no está alineada con los objetivos de negocio o el apetito de riesgo, se produce fricción. Por ejemplo, un enfoque excesivamente cauteloso de la gestión de riesgos obstaculiza el crecimiento empresarial al imponer medidas de seguridad excesivas que desalientan la innovación. Por otro lado, un apetito de riesgo demasiado bajo también puede restringir la capacidad de la empresa para expandirse y evolucionar. Por tanto, es esencial encontrar un equilibrio en el que la estrategia de ciberseguridad proteja las operaciones sin impedir el potencial de crecimiento e innovación.

Asimismo, considerando los riesgos asociados a un enfoque desconectado en la ciberseguridad, la importancia de estar preparados para situaciones de brechas de datos también se incrementa considerablemente. Si bien las empresas pueden implementar tácticas sólidas de prevención de ciberataques, la falta de un plan de respuesta integral deja una vulnerabilidad significativa. Esta falta de cohesión a menudo resulta en reacciones tardías ante los incidentes cibernéticos, lo que intensifica su impacto y su interrupción.

Además, un enfoque desconectado aumenta el riesgo de ciberataques y conduce a una mala asignación de recursos, desviando a menudo la atención de vulnerabilidades críticas. Esta ineficiencia en la gestión de recursos de ciberseguridad puede ralentizar significativamente los tiempos de respuesta, aumentando el potencial de daños operativos, financieros y de reputación derivados de los incidentes cibernéticos.

Para mitigar estos riesgos de manera efectiva, es crucial integrar medidas preventivas sólidas con una estrategia de respuesta coordinada y robusta, asegurando una defensa cohesiva contra las amenazas cibernéticas.

En conclusión, para fortalecer la defensa de su organización contra estas amenazas, es necesario alinear SecOps, la gestión de riesgos y la estrategia de ciberseguridad. Esta alineación garantiza un sistema de defensa resiliente, receptivo y eficazmente adaptado a un amplio espectro de amenazas cibernéticas.

Para abordar estos desafíos, es necesario adoptar un enfoque de ciberseguridad holístico que integre la gestión de SOC, la gestión de riesgos y la planificación estratégica. Este cambio de paradigma es fundamental, ya que la verdadera fortaleza del marco de ciberseguridad de su organización no radica solo en las tecnologías empleadas, sino en su integración perfecta con una gestión de riesgos eficaz, una estrategia de seguridad administrada y una gestión eficaz de los SecOps.

La esencia de la gestión de riesgos reside en su naturaleza proactiva: no se trata solo de reaccionar a las amenazas según ocurran, sino de gestionar activamente las vulnerabilidades y exposiciones potenciales para prevenir los incidentes antes de que ocurran. Abarca una amplia gama de actividades destinadas a comprender y prepararse para el paisaje de los riesgos posibles. Esto incluye la implementación de capacitación en conciencia de seguridad y simulaciones de phishing para gestionar los riesgos humanos, así como la práctica de técnicas avanzadas de remedio de phishing. En el lado técnico, la gestión de riesgos implica llevar a cabo evaluaciones exhaustivas de vulnerabilidades y pruebas de penetración, junto con simulaciones de ataque. En última instancia, las percepciones obtenidas de la gestión de riesgos se utilizan para informar el desarrollo de su estrategia de ciberseguridad.

La planificación estratégica consiste en equilibrar los riesgos con el crecimiento empresarial. Esto implica desarrollar un plan integral en colaboración con expertos en ciberseguridad experimentados, como un vCISO, que detalle cómo su organización abordará las amenazas de ciberseguridad, las brechas de cumplimiento y los riesgos empresariales, tanto ahora como en el futuro. Esto incluye establecer objetivos claros, determinar la asignación de recursos y crear y probar políticas y procedimientos. Una planificación estratégica gestionada garantiza que todos los aspectos de los esfuerzos de ciberseguridad de su organización sean intencionales, coordinados y alineados con los objetivos generales de negocio.

Un centro de operaciones de seguridad gestionado es el corazón de este ecosistema. Funciona como el centro nervioso operativo, donde se producen la monitorización, análisis y respuesta en tiempo real a las amenazas cibernéticas. Al integrar la gestión de riesgos y la estrategia en el SOC, su organización asegura que las percepciones obtenidas de la gestión de riesgos informan tanto la planificación estratégica como las respuestas operativas. Esta integración permite una postura de ciberseguridad más ágil, receptiva y eficaz.

Al unir estos elementos – la gestión de riesgos, la estrategia gestionada y un SOC gestionado – en un único ecosistema cohesivo, las organizaciones están mejor preparadas para anticipar, prepararse y responder con habilidad a la diversa y siempre evolutiva gama de amenazas cibernéticas. Este enfoque de gestión de programas de ciberseguridad no solo es una ventaja estratégica, sino una necesidad fundamental para garantizar una presencia digital segura y fortificada en el mundo cibernético moderno.

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